Por Federico Rodríguez
Cuando luego de algunos años de ausencia nos encontramos con esta utopía en construcción que es el Uruguay, uno no deja de asombrarse de la capacidad de auto regeneración de este pueblo al que una dictadura y varios gobiernos posteriores afiliados sin tapujos a la pura y dura concepción neoliberal, llevaron al país a una sistemática y concienzuda demolición de las bases, otrora más representativas, de una sociedad que era orgullosa de sus logros socio educacionales y que llegó a estar en los más altos niveles de las conquistas político sociales no sólo de Latinoamérica si no del mundo.
Mientras Europa se desangraba en dos guerras mundiales y la lucha por los logros sociales adquiría carácter revolucionario, este país ya estaba a la vanguardia de esas conquistas logradas sin enfrentamientos y a golpe de pura ley y democracia.
En la segunda década del siglo XX, cuándo aún en Europa los trabajadores no habían conquistado la ley de ocho horas, en Uruguay ya estaba en vigencia junto a otras leyes de carácter social impensables en la convulsionada Europa de aquellos años. Así, este país tenía ya ley de jubilación, derechos de asignaciones por hijos menores a los trabajadores, ley de divorcio, la separación de la iglesia del estado, la ley que permitía a las mujeres trabajadoras jubilarse anticipadamente por la llamada Ley Madre, la educación primaria, pública, laica, gratuita y obligatoria que se extendió luego como gratuita, en la década del 30, a la enseñanza universitaria.
Justamente estas dos guerras permitieron a este país agrícola ganadero lograr un considerable empuje económico que posibilitó un sistema de vida envidiable para aquellos tiempos. No en vano se consideraba a Uruguay como “la Suiza de América”.
Aquel auge económico dio sus frutos en un país pequeño, rico en materias primas alimenticias, con población de origen predominantemente europeo y con un nivel educativo y cultural que alcanzó una altura considerable. Sirva como ejemplo de esta prosperidad el hecho de que en la década de los 40 se construyó el hospital clínico universitario más grande y moderno de Latinoamérica con características y dimensiones de una verdadera ciudad sanitaria ya que consta de varios edificios para diferentes especialidades y el cuerpo central tiene 24 plantas ocupando un área de tres manzanas. Si consideramos que Uruguay es el país más pequeño de América del Sur y su población apenas rebasa los tres millones de habitantes queda en estas consideraciones marcado el carácter excepcional de esta sociedad en su contexto histórico geográfico. En definitiva, un lugar del mundo donde los ricos no eran demasiado ricos y los pobres no eran demasiado pobres.
Este es el Uruguay que conocimos y que a partir de la década de los 60 fue sistemáticamente expoliado desde adentro y desde afuera por políticos corruptos y políticas impuestas desde los grandes centros financieros mundiales. Uruguay no fue ajeno al oscuro emprendimiento de la Escuela Económica de Chicago que impuso a sangre y fuego en los años 70 del siglo anterior su nefasta pero lucrativa teoría ultraliberal en Latinoamérica con la complicidad del FMI y el Banco Mundial y el visto bueno del Departamento de Estado de EEUU y su tétrica Agencia Central de Inteligencia en la construcción de las feroces dictaduras que, de sur a norte del Cono Sur, posibilitaron ese engendro tristemente conocido como Operación Cóndor aniquilador y deliberadamente destructivo de los tejidos, económicos, sociales, culturales, políticos y fundamentalmente, aniquilando las bases sociales ligadas a las políticas estatales permitiendo así que las grandes empresas y consorcios extranjeros se adueñaran en un abrir y cerrar de ojos de las empresas nacionales básicas como refinerías, minería y monopolios estatales de la energía, comunicación, seguros, banca, (en algunos casos) sistema de jubilaciones y pensiones, comunicaciones, etc., etc.
Justamente en estos días se han dado a conocer documentos secretos desclasificados en EEUU que prueban por si mismos las estrechas vinculaciones del gobierno norteamericano de la época y de su secretario de estado Kissinger con el plan de la Operación Cóndor y sus crímenes.
Este mínimo repaso histórico se hace necesario para explicar y explicarse las razones y los porqués del modesto pero terco renacimiento de este pueblo que fue en casi cuatro décadas reducido, torturado, encarcelado y condenado, en la mayoría de los casos, a la pobreza y en una considerable proporción, a la casi indigencia, intentando además destruir todo su bagaje cultural y su tradición libertaria y democrática como parte de un plan ideado para toda Latinoamérica.
Surge en el Uruguay el Frente Amplio como respuesta y herramienta política del pueblo y es cuando la esperanza comienza a tomar forma. El Frente Amplio se constituye como una fuerza política unitaria de los sectores populares y en la que conviven desde el partido comunista, hasta los demócratas cristianos pasando por el movimiento Tupamaro que, equivocadamente o no, en su momento fue respuesta armada y revolucionaria ante la oligarquía ganadera y la posterior dictadura. Esta fuerza política fue ganando adeptos en ciudadanos independientes, así como provenientes de las propias fuerzas liberales enmarcadas en los partidos tradicionales Blanco y Colorado. Gana las elecciones nacionales por mayoría absoluta en el año 2004 y actualmente Uruguay tiene su segundo gobierno de izquierda. En estos primeros cinco años de cambio se han logrado muchas cosas importantes. Se ha recuperado al país de la quiebra económica, se ha puesto al día el pago de los intereses de la cuantiosa deuda contraída por los anteriores gobiernos neoliberales que lo precedieron y como primera consecuencia la política económica y monetaria, impuesta por años por el FMI, dejó de tener efecto librando al país de los dictados del Fondo que limitaban en gran medida el margen de maniobra económica y las prioridades que maneja el gobierno.
Claro que esto no quiere decir que el Uruguay maneje la economía fuera de las limitaciones que impone el sistema que rige el mundo actual y aunque haya logrado un pequeño margen de maniobra sigue atado a las reglas de juego que impone ese sistema. Simplemente el actual gobierno uruguayo se ha impuesto determinadas prioridades económicas y sociales que está llevando a cabo lentamente pero de forma segura en el campo de la educación, la sanidad, la reconstrucción del país productivo, y la creación de puestos de trabajo como consecuencia (baste una sola cifra comparativa en el rubro ocupación; cuando el Frente Amplio llegó al gobierno en el año 2005 la cifra de desocupación rondaba el 18% y en la actualidad la desocupación se ha bajado a un 6,5 % y esta cifra de desocupación se logró en el momento más álgido de la crisis financiera mundial lo que, de por sí, constituye un hito. La inversión extranjera ha llegado a niveles históricos en estos cinco años, se ha combatido el contrabando y el tráfico de drogas más efectivamente que nunca antes y por encima de todo, se ha casi eliminado la corrupción en los organismos del estado.
Y si bien se han triplicado los recursos para la educación, creando una infraestructura modélica en la metodología de la enseñanza primaria y secundaria a la que se informatizó totalmente por medio del llamado Plan Ceibal y que consiste en que cada niño tenga a su disposición una “laptop” conectada a un plan predeterminado de enseñanza pero al mismo tiempo con acceso a internet y además esa facilidad tecnológica sea utilizada por el niño en su propia casa, pudiendo hacer uso de las posibilidades que esta tecnología ofrece y dándole al estudiante la oportunidad de, independientemente su condición social, tener acceso a un mundo de infinitas posibilidades de conocimiento. Si se considera que este método llega a los rincones más apartados de la geografía nacional y que toda su infraestructura y funcionamiento corre a cargo del estado así como el propio coste de las computadoras que se han entregado ya a todos los niños que se integran en el sistema de la enseñanza pública del Uruguay, se puede deducir que el emprendimiento no tiene precedente y que en sí mismo constituye una verdadera revolución.
También se están logrando avances en la universalización de la salud pública con un plan nacional de salud cuyo objetivo es que nadie quede sin asistencia sanitaria de calidad. Para ese fin los primeros pasos consistieron en dar cobertura sanitaria a la población económicamente más vulnerable integrándoles en el Sistema Nacional de Salud que consiste en que el estado pague la cobertura sanitaria de quienes hasta ahora carecían de una protección sanitaria adecuada.
Pero no todo son rosas en la situación de este pequeño país. Las consecuencias de más de tres décadas de paulatino deterioro social y económico que llevó a la pauperización de su clase trabajadora, y al desmantelamiento de su amplia clase media, fueron nefastas puesto que el tejido social fue dañado profundamente y una parte importante de la población vio desaparecer una forma de vida digna al perder sus fuentes de trabajo, sus medios de vida habituales y en muchos casos sus casas. Fueron directamente empujados a soluciones muy precarias de subsistencia formando parte de los cinturones de extrema pobreza que crecieron como hongos alrededor de la ciudad de Montevideo y de otras localidades en todo el país. Como consecuencia, la degradación no se limitó a lo económico si no que tuvo una notable repercusión en las capas más desfavorecidas de la población en lo cultural y en el deterioro de la educación y las concepciones cívicas que habían formado parte de la idiosincrasia nacional.
Surgió un estamento social, en total desamparo por casi cuatro décadas, que tuvo que subsistir de los desechos y que en muchos casos pasó a formar un estamento carente de lo elemental para la vida en comunidad. De esta situación de emergencia tuvo que hacerse cargo el primer gobierno del Frente con un plan que buscó amparar en lo básico a toda esta franja de población olvidada por los anteriores gobiernos. Hay que decir que en lo fundamental cumplió con el cometido de dignificar y sacar de la indigencia a un porcentaje importante de esta población marginada.
Como consecuencia de este largo desamparo y el aumento de la población marginada se disparó la inseguridad y el consumo de drogas en sus formas más nocivas puesto que dado el bajo nivel adquisitivo y cultural de una parte importante de la población juvenil más golpeada económicamente accedió al consumo de la llamada “Pasta Base” (La PBC es la cocaína no tratada, extraída de las hojas de coca a través de un proceso de maceración y mezcla con solventes tales como parafina, bencina, éter, ácido sulfúrico, etc. El hecho que la PBC contenga el alcaloide más los solventes, que son sustancias tóxicas, la hace mucho más peligrosa para el organismo. Generalmente se la consume fumándola mezclada con tabaco o con marihuana que hace de los sujetos dependientes, apáticos y carentes de hábitos sociales) La desaparición del triste espectáculo de los niños pidiendo una moneda por la calle, que hasta no hace muchos años se había hecho habitual en el paisaje montevideano, ha sido sustituida, en menor medida, por jóvenes mal entrazados, apáticos y sin hábitos de trabajo, durmiendo en cualquier sitio.
Es común ver en Montevideo las casas rodeadas de enormes rejas y aún los edificios de apartamentos, que carecen de portero físico, tienen como distintivo las rejas.
Uno de los grandes problemas que tiene el gobierno para resolver es cómo reinsertar a esta porción poblacional, en su mayoría joven, cuya forma de vida ha quedado al margen de una sociedad que pugna por alcanzar niveles de vida dignos en todos los rubros.
El paso inmediato y prioritario del gobierno es en estos momentos la construcción de soluciones habitacionales para la población que carece de techo y fundamentalmente suministrar el adecuado complemento de servicios sociales y educación para poder reinsertarlos de una forma correcta a una sociedad un poco más justa. Este ambicioso plan, aparte del aporte social, requiere un sustento económico y financiero de gran calado porque su iniciación debe ser inmediata y su mantenimiento a largo plazo, dado que los cambios sustanciales no se pueden hacer de golpe ni se pueden sacar de la chistera como por arte de magia.
Porque hay que decir que en este lugar del mundo conviven malamente dos países bien diferenciados; uno minoritario y poseedor de una opulencia que en demasiados casos se hace obscena y que en bastante medida está constituido por los individuos que se beneficiaron de aquella situación excepcional y que supieron sacar dividendos de la situación a la que fue sometida la inmensa mayoría del pueblo uruguayo. Es el país de la fantasía y el despilfarro. Una minoría que intenta vivir ajena al drama que representa este intento de supervivencia y dignidad de este pueblo. Una minoría acostumbrada a no pagar por ningún costo social porque no lo necesitaron nunca y porque el estado los mantuvo en un limbo impositivo injusto que comenzó a cambiar por la nueva política impositiva del anterior gobierno de izquierda y que será continuada por el presente. Situación injusta que se intenta enmendar haciéndoles pagar más a los que más tienen para que las fronteras entre lo fastuoso y lo posible no sean tan infranqueables.
Aquí, en este campo, se dará esta batalla. Una tarea ardua pero hermosa como corresponde a las verdaderas utopías.
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