jueves, 25 de marzo de 2010

ENTREVISTA A COLOMBIA

Me acaba de llegar FP (abril-mayo) con esta original e interesante entrevista a Colombia escrita por
Daniel Samper

FP edición Española: ¿Cuáles son los temas que más le preocupan hoy?
Los que me preocupan hoy: las elecciones de corporaciones y presidenciales, que se celebrarán en el primer semestre del año. Aquellas, porque las listas de candidatos vuelven a mostrar la influencia de paramilitares y dineros oscuros; y las de presidente, porque hay muchas incógnitas después de los ocho años de Álvaro Uribe. Los que me preocupan siempre: la desigualdad social, la violencia, los desplazados del campo, la guerrilla, los paramilitares, los narcotraficantes, las que ahora llamamos con inofensiva pulcritud “bacrim”, palabra que pretende ocultar a tenebrosas bandas criminales.
FP: ¿No está harta de que todo el mundo le hable de violencia? ¿Cree que esa etapa ya ha pasado?
Desde que nací como república independiente, hace exactamente dos siglos, he vivido en medio de la violencia. A los pocos años del grito de independencia ya surgió la primera guerra, entre centralistas y federalistas. Y no hemos parado: luego fueron radicales contra godos, conservadores contra liberales, bandoleros contra autoridades, guerrilleros contra el Estado, narcotraficantes contra sociedad, paramilitares contra guerrilleros contra campesinos, hampones contra ciudadanía... El asunto no es que me hablen de la violencia, que es una grave enfermedad crónica de la que he sufrido siempre y que resulta imposible ocultar, sino que sólo me hablen de ella. ¿Nadie se ha puesto a pensar cómo hacen los colombianos para sobrevivir a todos estos problemas, aumentar su economía, divertirse y figurar en el cuadro de los pueblos más felices del mundo?
FP: ¿Y cómo lo hace?
Yo creo que una de las características de los colombianos es la de no resignarse, buscarse la vida incluso en las más adversas circunstancias y conservar el sentido del humor. Además, en nuestra cultura está fuertemente inscrita la alegría, con toda seguridad gracias a la bendición histórica de una importante inmigración africana. Por pobre y oprimido que esté, el colombiano siempre tiene un lugarcito para divertirse con los amigos, sacar a bailar a la vecina o improvisar un partidito de fútbol en la calle.
FP: ¿Cómo es su relación con Estados Unidos?
A diferencia de México, de España y de otros países, nunca he sido enemiga hormonal de Estados Unidos, y eso que padecí el atropello del presidente gringo Theodore Roosevelt, un matón que me amputó el istmo de Panamá en 1903. En este momento la situación es curiosa, porque fui muy cercana al presidente George W. Bush, e incluso me convertí en el único país suramericano que apoyó la guerra ilegal en Irak, pero, al tomar el poder los demócratas, tanta amistad se volvió sospechosa, y he tenido que dar nuevas pruebas de amor a Obama. Por ejemplo: permitir la presencia en territorio nacional de algo muy parecido a bases militares estadounidenses. Esta permisividad me ha traído graves enfrentamientos con mis vecinos. Pero ni aun así la Casa Blanca oye mis serenatas, y se niega a aprobar el Tratado de Libre Comercio que vengo mendigando desde hace años.
FP: ¿Qué opina de Europa?
Europa estaba muy lejos de mí, pero se ha acercado gracias a la presencia de unos 2,5 millones de inmigrantes del país que andan regados por esas frías latitudes. Sin embargo, los colombianos, como muchos otros, están regresando. La crisis económica empieza por echar a patadas a los débiles que ayudaron a construir una economía fuerte. Han descendido las remesas de los colombianos en el extranjero y, entre estos, están también los profesionales cualificados, esos que denominamos “cerebros fugados”.
FP: ¿Cuál es su relación con España?
Pocos países tan hispanófilos como yo. Con decirle que el himno de Manizales, una de mis principales ciudades, es un pasodoble... Pero puedo mostrar otras pruebas de cariño por España: cuido el castellano mucho más que los propios españoles; he sido cuna de famosos gramáticos y de uno de los más célebres toreros de la historia; el corazón de casi todos los poetas colombianos ha mirado hacia España; nunca olvidamos que Cervantes quiso venir a trabajar en Cartagena de Indias, y acogí con entusiasmo a muchos españoles que tuvieron que emigrar durante la Guerra Civil. Sin embargo...
FP: ¿Sin embargo, qué?
Sin embargo, hoy en día las autoridades españolas les piden a los colombianos una lista insultante de requisitos, papeles, avales, garantías y certificados sólo por ir unos pocos días a comer tortilla, beber vino a precio accesible, visitar Toledo y Sevilla y cantar por las noches en Las Cuevas de Luis Candelas, que es lo que hacen todos los turistas colombianos en España. Ocurre que, según dicen, hay cerca de medio millón de inmigrantes colombianos en ese país. No es difícil imaginar que en un número tan copioso de personas florece de todo: buenos y malos, bonitos y feos, trabajadores y vagos. Desgraciadamente, en la prensa sólo aparecen los delincuentes, que por lo general están relacionados con la droga y el sicariato. Por fortuna tenemos algunas figuras que nos revindican en España, como Gabriel García Márquez, Fernando Botero, Shakira y César Rincón. Y, por supuesto, las telenovelas: gracias a Yo soy Betty la fea, Pedro el Escamoso y Café con aroma de mujer, muchos españoles me miran con simpatía y hasta me hablan en el lenguaje que atribuyen a los colombianos: “Chévere”, “qui’hubo”, “mamacita”...
FP: ¿Qué opina de su clase política?
Lamentable, como casi todas las clases políticas. Por supuesto que hay muchos políticos limpios y preparados, pero los dineros calientes del narcotráfico y las balas calientes de los paramilitares han hecho estragos, sobre todo en la política provincial. En estos momentos hay más de sesenta parlamentarios procesados por vínculos con grupos paramilitares que atemorizaban a sus rivales políticos o impedían votar a los opositores de sus candidatos. Por otra parte, la violencia insensata de la guerrilla ha ayudado a precipitar las amenazas y los crímenes contra los que piensan distinto. La primera reelección de Uribe, que no estaba contemplada en mi Constitución y obligó a cambiar las reglas de juego sobre la marcha, trajo como consecuencia un apogeo de la corrupción política, donde se cambiaban votos por puestos o favores. La segunda acaba de frustrarse por decisión de la Corte Constitucional.
FP: ¿Cuál es la herencia que deja Uribe?
En materia de seguridad fue muy positiva, sobre todo en un principio. Los lamentables acuerdos entre Andrés Pastrana y las FARC permitieron a este grupo guerrillero crecer de forma desmesurada y apoderarse de amplios territorios en el mapa. El candidato Uribe surgió de la nada en 2002 y, a fuerza de criticar a la guerrilla –que concita el odio general de los colombianos–, arrasó en las elecciones. Durante su largo gobierno se fortalecieron el Ejército y la policía, y el Estado volvió a ejercer el control militar de vastas zonas antes perdidas. Pero es imposible pensar en una paz basada en el exterminio de los rebeldes y, de hecho, es imposible el exterminio de los grupos violentos, como pretendía Uribe. De modo que las FARC han cumplido más de cincuenta años de existencia, y en los últimos tiempos los planes de seguridad de Uribe se torcieron hasta alcanzar el vicioso extremo denominado “falsos positivos”, por el cual algunos grupos militares fusilaron a un total de 1.800 ciudadanos inocentes, los vistieron de guerrilleros y reclamaron la hazaña como victorias en combate. Un horror.
FP: ¿Sigue siendo Colombia en su cotidianeidad el país del realismo mágico?
A veces no sólo mágico, sino milagroso. El mayor milagro colombiano es invisible, y consiste en el trabajo silencioso y laborioso de la inmensa mayoría de los ciudadanos, que se las ingenian para sobrevivir a los problemas económicos, políticos y de violencia, y construyen un país que, aparte las lacras que he señalado, es grato y feliz.

FP: ¿Quiénes son sus héroes?
Escritores, como Gabo y Mutis; deportistas, como Lucho Herrera y el Tino Asprilla; artistas, como Shakira, Juanes y Carlos Vives; música popular, como el vallenato y la cumbia; figuras de la televisión, como las de las telenovelas; y referencias históricas cada vez más lejanas y abstractas, como Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y Antonio Nariño.

FP: ¿Qué significa para usted la palabra “democracia”?
Libertad, tolerancia, solidaridad, transparencia, coparticipación...

FP: ¿Cómo cree que lo ve el resto del mundo?
Más bien con sospecha. ¿Cuántos García Márquez y Shakiras se necesitan para contrarrestar la mala imagen de un Pablo Escobar?

FP: ¿Cómo se lleva con los vecinos?
Mal, pero mejorando. Soy el único país aliado de Estados Unidos de manera descarada en Suramérica, el único que en un bloque de izquierdas ha mantenido un gobierno de derechas muy popular, y el único que padece una guerrilla dispuesta a crearle problemas más allá de la frontera. Esto me condujo a un error gravísimo, que fue bombardear un campamento de las FARC en Ecuador. Semejante acción unilateral me trajo la crítica generalizada de los gobiernos de la región y la ruptura con Ecuador y Venezuela. Las cosas han mejorado con Ecuador, pero no con Venezuela.
FP: ¿Qué opinión le merece Chávez?
Un tipo impredecible, populista, izquierdista elemental, dotado de instintos peligrosos y cuyas actuaciones hay que temer cuando las circunstancias le son adversas. Decía Jorge Eliécer Gaitán, un caudillo liberal asesinado en Bogotá en 1948, que “el pueblo es superior a sus dirigentes”. Venezuela lo demuestra de sobra. Aunque se considera a sí mismo el sucesor de Fidel Castro, ha hecho un terrible daño a los movimientos de izquierdas de los alrededores. El nuevo macartismo colombiano consiste en acusar a los partidos de izquierda democrática de simpatizar con Chávez.
FP: ¿Qué le parece cuando incluyen a Colombia como un populismo de derechas en América Latina, en el mismo saco que los populismos de izquierdas de Chávez, Morales o Correa?
La verdad es que hay demasiadas semejanzas como para desestimarlas como una coincidencia. Tanto Chávez, Morales y Correa como Uribe sufren la misma enfermedad: el caudillismo, un mal que ha conocido la historia de América Latina en una variedad de expresiones y que tiene, entre otros síntomas, la proclividad hacia el populismo y la corrupción política. Uribe sufre de la cepa derechista y los otros de la izquierdista. Son maneras distintas de estornudar. Pero la enfermedad se incuba de la misma forma. La reciente decisión de la Corte Constitucional, que rechazó el referéndum por el cual Uribe pretendía un tercer período presidencial consecutivo, pone fin a su largo mandato.
FP: ¿Cómo ve el futuro?
Le ruego que me formule la pregunta en el segundo semestre, cuando hayan pasado las elecciones. Por ahora no veo demasiadas razones para ser optimista, pero podría haber algunas nuevas que induzcan a un pesimismo mayor.

martes, 23 de marzo de 2010

EUSKADI SIGLO XXI

A nuevos tiempos, nuevas soluciones
22.03.2010 (9:06 am)
José Luis Salgado, periodista
Es evidente que la sociedad vasca ha cambiado como de la noche al día desde aquellos oscuros años 70 del siglo pasado en los que se desarrolló ETA como un movimiento anticapitalista y de liberación nacional. En aquellos años, vivamos en un mundo bipolar y en las democracias occidentales se gestaron grupos que tomaron las armas contra el capitalismo, como los Baader-Meinhof en Alemania o las Brigadas Rojas en Italia. Aquí en Euskadi, aún bajo el yugo franquista, este movimiento se definió más como independentista que como anticapitalista, más al estilo del IRA irlandés.
Ese mundo ya ha desaparecido, los equilibrios de poder en el planeta han cambiado radicalmente, la economía se ha globalizado, Internet hace que la información sea accesible e inmediata para una gran parte de la población mundial. Y la sociedad vasca no ha sido ajena a esos cambios de modelo y de pensamiento. Y en relación al fenómeno del terrorismo, se ha ido pasando de la aceptación de un primer momento, al desprecio e incluso, y lo que es más grave en mi opinión, a la más absoluta indiferencia.
Los repetidos fracasos de lograr una paz dialogada en Euskadi han dejado a ETA como un raro espécimen en el panorama político europeo. La indiferencia de la sociedad vasca han permitido al Estado implementar herramientas legales de carácter extraordinario para aislar aún más a los que continúan apostando por una vía que hace mucho tiempo que dejó de tener las más mínima posibilidad de cambiar las cosas. Si bien parece que en los últimos meses se están dando pasos para que la política sustituya a la armas definitivamente, el desenlace aún no está muy claro. Faltan actitudes claras y contundentes que rechacen una vía ya obsoleta y que lo único que puede aportar a nuestra sociedad es más muerte y más dolor, perpetuando el círculo vicioso del odio.
La sociedad vasca quiere la paz y parece que ya le es indiferente que el fin de ETA llegue por vías policiales y judiciales, en lugar de en una negociación para la cual ya queda muy poco margen. Si bien en los últimos comunicados de ETA se habla de superar el conflicto y de compromisos con la democracia, se sigue transmitiendo la imagen de una Euskalherria unidimensional e idealizada, donde solamente tienen cabida los principios por los que han luchado durante tantos años.
Mientras esa parte de la sociedad vasca que continua apoyando, o por lo menos justificando, a ETA no acepte que la realidad vasca es plural, que la mayoría de navarros y de los ciudadanos de Iparralde no quieren formar parte de esa Euskalherria mítica que defienden, la salida democrática al conflicto va a ser imposible.
Da la sensación que el abandono de las armas y la apuesta por vías políticas realistas es percibida por ETA como un fracaso después de tantas décadas de lucha. Pero debería ser el principio de una nueva vía, una oportunidad de oro para agrupar a todo el independentismo vasco para lograr avances con la fuerza de la razón y no de las armas. Esta apuesta por la democracia permitiría superar la vieja visión del conflicto limitado a un tira y afloja Madrid-Euskadi. El bacalao ahora se corta en Bruselas y, como no, en Washington, ámbitos a los que es imposible acudir con una pistola en el cinto. Aquí solo vale el respaldo de la ciudadanía en forma de votos.
En definitiva, los nuevos tiempos requieren nuevas soluciones, nuevas vías que superen los conflictos estancados que ya no pueden ir más allá de donde han llegado a día de hoy. Creo que es el momento crucial en que la que tiene que hablar es la sociedad. Ya basta de que todos hablen en su nombre, y mucho menos que maten en su nombre. Que de una vez se nos pregunte a los vascos que es lo que queremos, cual es el modelo que deseamos desarrollar y que se actúe en consecuencia. Nuestro futuro lo tenemos que definir como sociedad madura que somos. No queremos paternalismos ni tutelas. Queremos una sociedad democrática, una sociedad en la que nosotros seamos los que llevamos las riendas. Y, por encima de todo, queremos la PAZ.

domingo, 21 de marzo de 2010

Entrevista Presidente Senado Chile

La Nación realizó esta entrevista al Presidente del Senado y en ella se refleja la linea de oposición de la Concertación (aque puede des-concertarse en los cuatro años de este gobierno)

-¿En qué términos se desarrolló la reunión que sostuvo con el Presidente Piñera el jueves en La Moneda?

-Fue una buena entrevista, muy franca, una conversación positiva. Junto con el senador Gómez planteamos lo que el Senado quiere hacer durante este tiempo, en el sentido de colaborar con todo lo que signifique la reconstrucción nacional tras el terremoto. Le manifestamos que había disponibilidad para transformar al Senado en una instancia de diálogo, de debate político y de búsqueda de acuerdos para la implementación de las políticas que permitan recuperar después de la tragedia no sólo lo material, sino que el alma espiritual de Chile.

-¿Y hablaron de la actitud que tendrá la Concertación como oposición?

-Con esa misma claridad también le planteamos que nosotros representamos una mayoría en el Senado que está en la oposición. Le señalamos que será una oposición democrática, constructiva, con capacidad de propuesta, y donde tengamos acuerdo, bienvenido sea, pero donde exista desacuerdo se van a manifestar las distintas posiciones y se votará según la postura que corresponda.

-¿Qué otro aspecto se abordó en torno a la emergencia y la reconstrucción?

-Junto con eso le planteamos que para nosotros era muy importante que se tomara en consideración la opinión de la comunidad, de la gente, de los gobiernos locales, de los gobiernos regionales, en las medidas que se implementen. Sobre todo en lo que tiene que ver con las prioridades en inversión, porque hay proyectos que para muchas regiones son emblemáticos y puede existir la tentación de recortar los presupuestos para esas iniciativas, postergarlas o lisa y llanamente no hacerlas. Y consideramos que decisiones como ésas hay que consultarlas y consensuarlas con la propia gente de las regiones involucradas.

Y lo otro que planteamos es que era importante mantener una conversación, un diálogo, antes de que se envíen los proyectos para ver hasta qué punto hay acuerdo, dónde están las discrepancias y tratar de superarlas. Eso es parte del debate parlamentario, pero también creemos que es positivo que los cuadros técnicos, tanto de la oposición como de gobierno, puedan evaluar antes las materias más delicadas.

-¿A qué temas delicados se refiere?

-Hay leyes que son muy sensibles, por ejemplo una ley de donaciones. A nosotros nos interesa saber qué es lo que se pretende priorizar, porque una empresa podrá donar, pero no puede determinar también adónde va esa donación. Eso lo tiene que determinar la sociedad en su conjunto de acuerdo a las prioridades y las urgencias en determinadas zonas. El otro día leí una información en que una fundación quería regalar dos colegios, pero ellos definían dónde y quién dirigía los colegios, a qué tipo de personas se les iba a donar y también el contenido que se le iba a dar. Eso a mí me parece que es muy altruista, pero no tiene que ver a lo mejor con lo que busca la sociedad en su conjunto.

-¿Pero hubo disposición del Presidente a conversar previamente con la oposición las medidas que se vayan a implementar?

-Así es. Él nos manifestó que espera que el gobierno llegue con una propuesta muy clara y concreta el próximo martes a la sesión especial que tendremos en el Senado y donde se tienen que analizar los mecanismos para financiar la reconstrucción, es decir las fuentes de financiamiento, además de la forma en que se va a implementar la reconstrucción en términos prácticos. Los desafíos son múltiples, porque hay que superar la emergencia primera, que es tratar de conseguir techo, aunque sea precario, para la gente que hoy día está a la intemperie, y también solucionar el problema de vivienda definitiva, con distintos niveles de apoyo que deberá entregar el Estado.

-Algunos en la derecha han dicho que la oposición está buscando obligar al gobierno incluirlos en la reconstrucción.

-Me parece bastante absurda una afirmación de ese tipo porque el tema de la reconstrucción es un tema país, no es patrimonio de quien esté en el gobierno o en la oposición. Si ése es el espíritu con que van a actuar, les va a ir bastante mal.

-¿Cómo ve lo que sucedió esta semana en la Cámara de Diputados?

-Mi opinión es muy negativa. El gobierno no puede pensar que va a hacer política constructiva sobre la base de la agresión o de pasar aplanadora cuando ni siquiera se tiene una mayoría clara. Creo que a lo único que lleva eso es a generar más división y polarización en el país y no creo que sea bueno para nadie.

-¿Podría extenderse este clima al Senado?

-Espero que no, pero hay bastante molestia entre nuestros colegas.

-¿Se habló de esto en la reunión con el Presidente Piñera?

-Nosotros, con el senador Gómez, en representación de las bancadas de la Concertación, le planteamos la preocupación por el estilo agresivo de la derecha en la Cámara, que puede generar una polarización que no es conveniente y que no es bueno que el gobierno la avale.

-¿Cómo enfrentará la presidencia del Senado esta coyuntura?

-Buscando que el Senado se transforme en un punto de encuentro de posiciones que pueden ser divergentes, pero que con respeto pueden buscar la definición de políticas que sean unitarias y que vayan en bien de todos los chilenos.

-¿Cómo ve el rol de la Concertación ahora que, después de 20 años, vuelve a ser oposición y en medio de una agenda marcada por los efectos de un terremoto?

-Nosotros tenemos una profunda convicción democrática. La gente nos colocó en el rol de opositores y lo vamos a hacer con respeto a las posturas del gobierno, con sentido constructivo y positivo, sobre la base de propuestas que permitan mejorar las políticas que pretenda implementar el gobierno. Al mismo tiempo, lo vamos a hacer con mucha claridad y transparencia en aquellas materias donde existan discrepancias porque tenemos una visión distinta de sociedad. Además, espero que desde la oposición eso lo hagamos con sentido unitario, porque también tenemos el desafío de ampliar nuestra representatividad para convertirnos en una nueva alternativa de gobierno en los próximos cuatro años.

-¿Y qué espera del cónclave convocado por los partidos concertacionistas para el 12 de abril?

-A mí me gustaría que pudiera desarrollarse un diálogo con altura de miras entre todas las fuerzas políticas de la Concertación, incluyendo a los actores sociales y ciudadanos representativos de lo que nosotros somos: una visión solidaria, humanista y democrática de la sociedad. Espero que de ahí salgan objetivos claros de cómo conducir la oposición en los próximos años y ojalá también se empiecen a proyectar algunos liderazgos que puedan encarnar ese mensaje.

-El ex senador socialista Carlos Ominami dijo en una entrevista que hay una Concertación “zigzagueante”, que está improvisando y señaló que lo del 12 de abril va a ser “el cónclave de la nostalgia”.

-Yo no estoy de acuerdo con eso. Creo que Carlos ha perdido sensibilidad sobre lo que es la Concertación. //LND

viernes, 5 de marzo de 2010

Terremoto natural y terremoto social en Chile

5 March, 2010


Fuente: Medio A medio/ Red de Medios de los Pueblos


Por Mario Garcés D.*


La naturaleza nos ha golpeado, no hay dudas, hemos vivido el mayor terremoto de los últimos 50 años. Todos los chilenos tenemos en nuestras vidas, la experiencia de a lo menos un terremoto, los más viejos, más de uno. Todos sabemos, además, lo que hay que hacer cuando el piso se mueve: protegerse bajo los dinteles de las puertas, mantener la calma, proteger a los niños y los ancianos.


Si bien todo esto forma parte de nuestros aprendizajes básicos, siempre un terremoto es una experiencia excepcional: el movimiento, el ruido, los objetos que caen, las murallas y techumbres que a veces ceden, el colapso de los servicios básicos, sobre todo, agua y luz, todo ello configura un cuadro extraordinario, más agudo en unos casos, por ejemplo, para los que viven en alturas o viviendas antiguas, menos en otros, para los que habitan viviendas bien construidas, de uno o dos pisos.


En esta ocasión, todos los aspectos extraordinarios fueron vivenciados por la población con especial agudeza. Un movimiento sobre los 8 grados en la escala de Richter es agudo, y en algunos sentidos, apocalíptico. Y en el caso de la zona costera del Maule al Bio Bio, la catástrofe fue sin dudas, la mayor, al punto que aún no la podemos dimensionar, ni sabemos con certeza el número de víctimas. Que al terremoto siga un maremoto es una experiencia que supera todo lo previsible y en el caso actual, más allá de los errores de los sistemas estatales para alertar a la población, que fallaron, solo el ”saber local” de las poblaciones permitió que el desastre no fuera mayor (se afirmó reiteradamente que no había peligro de tsunami mientras el mar ya había arrollado a algunas poblaciones o lo hacía a las pocas horas que la autoridad desestimaba tal evento. ¿Se pudieron salvar muchas vidas, si la alerta de tsunami hubiese funcionado bien?).


El balance del terremoto lo hemos podido seguir por las radios y la televisión y es evidente que se trata de un desastre de proporciones. Solo el número de víctimas, hasta ahora reconocido, de 799, es impresionante y doloroso, y todo indica que esta cifra seguirá creciendo. Pero, también es verdad que la información fue fluyendo lenta y paulatinamente, porque entre otros de los efectos inmediatos del sismo, es que colapsaron los sistemas de comunicaciones privados y públicos. Durante varias horas, Concepción fue un “hoyo negro”: nada se sabía, solo que las comunicaciones estaban interrumpidas, y del maremoto, nos tomó horas saber de que éste había acontecido.


Este “impasse comunicacional” pareciera dar cuenta de la transición entre dos fases de la catástrofe. En efecto, primero fue el impacto del sismo, con todas sus consecuencias; las primeras víctimas humanas, edificios dañados estructuralmente, muchas viviendas destruidas, cortes de rutas, puentes colapsados, el aeropuerto cerrado, etc. Y cuando la información de los medios pudo mejorar, se pudieron apreciar mejor los efectos del maremoto con pueblos arrasados, balnearios destruidos, etc. Sin embargo, pronto la catástrofe dio paso a una segunda fase, la de la inseguridad, los saqueos, especialmente en Concepción, la dificultad para abastecerse de alimentos, la lentitud en la administración de la ayuda a los zonas más afectadas, etc. Es lo que algunas personas de Concepción y los medios han comenzado a llamar el “terremoto social”.


Y al parecer, habría que admitir que hasta ahora el terremoto ha transitado por dos fases: una natural y otra política y social. Estamos viviendo en medio de ambas, y la segunda llevó a las zonas de Concepción y el Maule, no sólo a que se declararan zonas en “estado de catástrofe”, sino que al toque de queda y al traslado de miles de efectivos militares para que patrullen las calles y administren el alterado y soliviantado orden social.


Terremoto natural y terremoto político y social


De acuerdo con las últimas informaciones que entrega la TV, a muchos lugares críticos, la ayuda recién ha comenzado a llegar el día martes 2 de marzo, es decir, al cuarto día del siniestro. En Concepción, que ha sido la zona más crítica desde el punto de vista social, donde los saqueos se iniciaron el domingo y se hicieron, al parecer incontrolables el día lunes, el terremoto no solo hizo colapsar el sistema de comunicaciones, sino todo el sistema de abastecimiento de la población, amén que colapsaron los sistemas de agua potable y luz eléctrica. Es decir, por una parte, con el terremoto se alteraron condiciones básicas de la vida cotidiana de la población, y por otra, la ayuda ha demorado hasta tres y cuatro días en organizarse y llegar a los grupos más afectados.


Estamos frente a diversos problemas del moderno Chile neoliberal: primero, el abastecimiento de productos básicos está en manos de grandes cadenas privadas de supermercados y los medicamentos de grandes cadenas de farmacias, que han provocado prácticamente la desaparición del comercio de los barrios. Este sistema oligopolico colapsó, en parte por efectos directos del sismo mismo (caída de la mercadería de la estanterías, daños en la infraestructura de los locales, etc.), pero además porque depende del sistema eléctrico (cobros en cajas, acceso al sistema de tarjetas, el denominado “sistema”, que cayó). El resultado, los supermercados y farmacias cerraron sus puertas. Entonces las preguntas son: ¿dónde podía la población abastecerse de elementos básicos? Y ¿cuánto tiempo era razonable esperar para que se repusieran todos los sistemas de las grandes cadenas? Las respuestas parecen sencillas, para la primera pregunta no hay muchas respuestas, si el abastecimiento es un gran negocio de grandes cadenas y si estas colapsan, no hay como acceder a los productos básicos; para la segunda pregunta es un asunto de tiempo relativo a cuanto dura la paciencia de la población. En Concepción, la segunda ciudad en importancia en Chile, la paciencia duró aproximadamente 48 horas y dio paso a la acción directa: asaltar supermercados, abrir y descerrajar cortinas, pero además, con un componente adicional: llevarse de todo, no solo alimentos, sino también TV plasma, zapatos, electrodomésticos, etc., frente a lo cual los medios de comunicación rasgaron vestiduras (eso no es necesidad, sino vandalismo, pillaje) y junto a diversas autoridades, llamaban urgentemente a los militares. En realidad, no solo se había agotado la paciencia frente al colapsado sistema oligopolico de abastecimientos, sino que en el contexto de la desigualdad social estructural que organiza la sociedad chilena, muchos encontraron la oportunidad de “pasar la cuenta”.


En consecuencia, sistema oligopolico de “mercado”, lentitud político administrativa para organizar la ayuda y desigualdad social estructural, todo conducía a “hacer justicia por mano propia” y soliviantar el orden social. El desorden se comenzó a extender por la ciudad de Concepción y la salida fue que el poder político decretara el “estado de catástrofe”, enviara 4 mil efectivos militares a la zona y estableciera ya por dos días “toque de queda” ente las 18 horas y las 12 horas del día siguiente, es decir permitir el libre desplazamiento de la población solo por seis horas al día. Increíble, cuesta creerlo.


La televisión informa al día 4 posterior al sismo, que se recupera la calma, claro que solo con seis horas de movimiento de los ciudadanos y con militares que controlan la ciudad.


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* Historiador /Director de ECO, Educación y Comunicaciones

lunes, 1 de marzo de 2010

UN CHILENO LLORA POR CHILE

Llanto por Chile
ANTONIO SKÁRMETA 01/03/2010

Que el terremoto sea un hábito chileno no nos excusa de decir que este último de la madrugada del sábado es el más estremecedor que he vivido.
Escribo en mi estudio de Santiago tras abrirle un hueco a mi ordenador entre los cientos de libros de mi biblioteca derrumbados de los estantes.
Escribiendo me alivio un poco de la porfiada monotonía de las informaciones de la televisión que acumulan tragedias sin tregua.
Cientos de compatriotas muertos o desaparecidos y la cifra sube sin piedad.
El pujante Chile, que destacaba por su modernidad y progreso en América Latina, se le ve gravemente herido. No sé cuántos años tardará la reconstrucción.
Este es un país no sólo de delgada forma extravagante, sino también un territorio extremadamente vulnerable. Los 4.000 kilómetros que separan el punto más alto en el norte del más extremo del sur son igualmente presas propicias para los movimientos telúricos.
Esto fue así, y seguirá siendo así pues la naturaleza tiene caprichos que los hombres no dominamos. Tras cada catástrofe, con más voluntarismo que lógica, pensamos que acaso sea la última.
De hecho, un sismo de esta violencia no ocurría desde hace 50 años. Creímos entonces que la tregua de la Madre Tierra era infinita, pero ahora escribimos desde los escombros que provocó su furia.
La violencia estalló en plena noche, hacia las cuatro de la mañana del sábado. En Chile es verano en febrero y ciento de miles tienen vacaciones en las playas o en los bellos lagos del sur.
Las noches de suave brisa y cielo estrellado, son propicias para grandes festivales de teatro, o de la canción popular, como el de Viña del Mar, nuestra más conocida ciudad-balneario- que justamente tenía esta semana su fiesta máxima: el Festival de la Canción.
Este año la competencia internacional tenía una modalidad distinta debido a que Chile celebra el 2010 el Bicentenario de su Independencia en 1810 del Reino Español.
Se le encargó al jurado determinar cuál es la más bella canción del mundo de los últimos 50 años de muchos países. Algunas son sincopadas, otras románticas, y las hay también conceptuales. Esto permite que Argentina compita con El día que me quieras, de Gardel y Le Pera, Estados Unidos con Rock around the clock, el tema de Bill Haley y sus Cometas que nos electrizó hace cinco décadas al final de la película de Blake Edwards Blackboard Jungle, Inglaterra con I can't get no satisfaction y la dulce Italia con el soberbio proyectil hacia el cielo de Modugno : Volare. España mandó un tema de Mocedades: "Eres tú", que en la versión actual sonaba como una letanía religiosa.
No sé quién ganó porque el multitudinario Festival cerró sus puertas sin una finalísima. La catástrofe terminó anulando todo: conciertos, cines, partidos de fútbol. "Cerrado el país hasta nuevo aviso". Cerrado también el aeropuerto internacional de Santiago. Dicen que por 72 horas. Otros la negocian en 48. Las imágenes que muestra la televisión son calamitosas. Pero el Ministro de Obras Públicas asegura que los daños son más bien "cosméticos".
Cosméticos o no, el hecho es que la tragedia pulveriza al menos tres grandes acontecimientos que tenían a Chile como sede. El principal, que prometía brillo a destajo era el Quinto Congreso de la Lengua Española en Valparaíso. Lo iban a inaugurar los Reyes de España junto a la presidenta Michelle Bachelet.
Excelente ocasión para celebrar la vitalidad de la lengua común entre españoles y americanos y además broche de oro para la rubia presidenta que en dos semanas entrega el Gobierno tras 20 años de su coalición de Centro-Izquierda al derechista Sebastían Piñera, claro ganador del ballotage en Enero. ¡Lástima!
Los pocos congresistas que llegaron a Santiago escaparon despavoridos en pijamas de sus cuartos en el hotel, otros que venían en vuelo aterrizaron en Buenos Aires y acaso los más alcanzaron a enterarse del terremoto en sus respectivos países y no emprendieron el viaje.
Inconmensurable tristeza, porque la Real Academia Española, el Instituto Cervantes, las editoriales y medio mundo le tenían a ese encuentro unas ganas locas y apostaron a él con entusiasmo. Incluso alcancé a recibir la deslumbrante Nueva Gramática de la Lengua Española que en dos volúmenes se las arregla en mi escritorio para no sucumbir a las frecuentes réplicas del terremoto.
Víctima del sismo fue también un precioso primer Congreso de Literatura Infantil y Juvenil que atrajo a cientos de especialistas de España, Brasil e Hispanoamérica al Palacio de Bellas Artes en Santiago. El antiguo edificio hoy padece un escueto cartel escrito a mano: "Cerrado". Sus cornisas se desprendieron y cayeron estruendosas sobre las escalinatas.
Doble lástima, tanto para la saliente presidenta como para el electo nuevo gobernante de la derecha. La primera, porque se merecía un festivo final a su gestión: según las encuestas, abandona el cargo con más del 80% de aprobación popular. Y Sebastián Piñera, que quería partir gobernando con energía arrolladora, va a tener ahora que dedicarse en primer lugar a reparar la cancha donde esperaba deslumbrar con jugadas mundialistas.